viernes, 23 de septiembre de 2011

DIA DE ....
El sábado pasado me levante con el mismo entusiasmo de siempre, bañarme, vestirme, desayunar e irme a trabajar. Sin embargo en el ambiente se sentía algo diferente que me costaba reconocer. Igual seguí con mi rutina.
El café del desayuno estaba frio, no encontré pan y mucho menos arepa. Me despedí de mi señora e hijos. Casi no me responden.
Llegando al trabajo, el portero del edificio luego de abrirme la puerta muy cordial, finalmente la azota tras de mi. La chica de la recepción cinco minutos después de mi llegada, dejó de hablarme y por su puesto no recibí una sola llamada en todo el día. Para mi jefe nada de lo que hice estuvo bien. En fin parecía ser el día más difícil de mi vida.
Triste y apesadumbrado me quede sentado frente a mi escritorio tratando de entender que estaba pasando. De pronto, ante mi, la respuesta escrita en letras de molde en el periódico que esta sobre el escritorio. “HOY SE CELEBRA EL DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD”. Y el único mortal en el mundo que no lo sabía era yo.
Con razón don Juaco, el del supermercadito de por mi casa, miraba unas rosas en su local, luego me miraba y sonreía. Y yo pensando que al viejo se le estaban volteando las chupas, cuando lo que quería era venderme flores para regalar.
Pensé que la loción que mi mujer me regalo en mi cumpleaños era la causante de que a mi paso varios tipos se me abalanzaran con peluches, chocolates, flores y más vainas raras.
Todo el mundo esta patas arriba – pensé- pero la realidad era que el que estaba equivocado era yo. Inmediatamente descubrí la razón de la locura colectiva, salí disparado a comprar rosas, peluches, chocolates, para regalarle a mi esposa, hijos, secretaria, jefe, portero y a cuanta persona me había mirado raro ese día.
Hecho esto, todo mejoró, las sonrisas volvieron, el portero del edificio no azotó la puerta, las llamadas de mis clientes volvieron a llegar mi extensión, mi jefe sonreía mucho y mis hijos y esposa me recibieron con un gran abrazo y beso.
Parecía un final feliz, pero yo no me sentía para nada feliz, al contrario me sentí cada vez más triste y desolado.
Mi esposa, hijos, el portero del edificio, la recepcionista y mi jefe jamás me desearon un “FELIZ DIA DE AMOR Y AMISTAD” .
Pero más triste me dejó saber que aunque todos los días del año me dediqué a regalarles mi amor, paciencia, trabajo, sonrisas, compañía y en general todo lo que soy, no lo apreciaron. Prefieren recibir flores, peluches y chocolates cada vez que en los medios se promocione un “DIA DE …”.